Un poco más a la derecha hay un círculo con líneas que se desprenden de
él en forma radial (sol?) y un poco más arriba y a la derecha hay un rastro de
pisada de ñandú cuyo eje mayor apunta al NO. Hacia abajo de estas dos figuras
la patina se ha degradado sin embargo se perciben líneas ondulantes que
aparentemente son producciones más antiguas.
Hacia la derecha y arriba aparece otro circulo con líneas que se
desprenden de él en forma radial (sol?) y debajo líneas onduladas que culminan
bifurcándose en dos semicírculos. Entre estas líneas aparece un motivo pequeño
que tiene una apariencia de zoomorfo representado con sólo dos patas, cabeza
casi imperceptible y cola enroscada.
Hacia la derecha de ese conjunto encontramos una depresión en la
superficie rocosa que describiremos como una franja transversal de 14 cm de
ancho que no presenta prácticamente motivos y que se separa visualmente el
sector derecho del izquierdo de la faceta.
A la derecha de la franja,
aparecen varias líneas onduladas de piqueteo poco profundo y con
incrustaciones de patina. Sobre ellas se han superpuesto dibujos que tienen
surcos de diferente textura. En la parte superior de este conjunto hay un óvalo de 8 cm por 5 cm (medidas externas)
con dos pequeños círculos punteados en su
interior. Por debajo vemos el rastro de la pisada de ñandú con su eje
medio orientado al O y una línea curva en su vértice. Más abajo una cruz cuyo
brazo vertical es alargado en el extremo superior termina en una voluta. A su
costado aparece otro óvalo de 11 por 7 cm (medidas externas), con tres pequeños
círculos punteados en su interior de1,5
cm de diámetro cada uno y, a continuación, una cruz de brazos semejantes.
En la parte central del conjunto, arriba, una línea serpentiforme,
ubicada horizontalmente se vuelve sobre sí misma y culmina a la misma altura de
su inicio. A la derecha de este diseño hay dos óvalos mas, uno de 13 por 8
cm (medidas externas) con cinco pequeños
círculos punteados interiores dispuestos en línea, de entre 1 y 0,5 cm de
diámetro y el otro de 11 x 6 cm (medidas externas), con tres círculos punteados en su interior de
1 cm de diámetro, también dispuestos en fila. Hacia la derecha encontramos una
línea ondulada que culmina bifurcada y otra de corto trayecto en forma de S.
Una más se encuentra debajo de los motivos anteriores también de corto
trayecto. Al costado derecho del conjunto se ven dos rastros de pisada de
ñandú, contiguos, uno más arriba que el otro. El de la derecha tiene su eje
orientado al O y el de la izquierda orientado al N. En la parte superior del
conjunto y en el extremo derecho se observa una figura cerrada, redondeada con
una angostura en su parte media.
Los óvalos, que en total suman cuatro (uno con dos puntos interiores,
dos con tres puntos y el otro con cinco puntos) tienen diferentes épocas de
producción y están agrupados en el sector izquierdo de la faceta.
Faceta 4.
Es vertical y está orientada al Oeste. Su superficie está cubierta por
varios tipos de líquenes que impiden ver si hay grabados debajo.
Faceta 5.
Está enfrentando al Norte. En ella se observan algunas líneas de corto trayecto.
La superficie de esta cara también está poblada de líquenes pero mucho menos
que la que enfrenta al Oeste.
Faceta 6.
Carece de inscripciones y también presenta líquenes.
El bloque presenta numerosas cascaduras. En la parte superior y a la
derecha de la faceta 3 hay alto riesgo de que siga su proceso de levantamiento
de las capas exteriores. Los motivos allí se han perdido en un área de 60 x 70
cm aproximadamente.
Siguiendo la curvatura del bloque en la parte superior derecha la
superficie se encuentra descascarada y los surcos quedan cortados por lo que no
se puede conocer los dibujos que allí hubieron.
También hay un trozo del bloque que se ha desprendido de la faceta 5
(enfrentada al Norte). En la cascadura presenta incrustaciones de patina lo que
indica que la rotura no es reciente pero no podemos asegurar que el
desprendimiento sea anterior a la producción rupestre.
BLOQUE 2.
Se trata de un bloque que tiene una base de 4 m por 2 m aproximadamente
y una altura de 1,80 m. Tiene un eje mayor horizontal de 2,20 m de largo con
una orientación S - N. Posee una cara que enfrenta al Oeste y otra que enfrenta
al Este. En la parte superior presenta un “lomo” que tiene aproximadamente 2,20
m de largo. Hacia el Sur y Norte se encuentran las caras más pequeñas y que no
poseen grabados.
Todos los motivos se agrupan en la cara que enfrenta al Oeste. En la
otra cara no se distinguen grabados.
Se pueden señalar dos tridígitos, varios círculos unidos formando una
figura abstracta de 21 por 12 cm aproximadamente, otra figura semi oval de 20
por 14 cm, una figura muy esquemática de 15 cm de largo que presenta un eje dos
brazos y un pequeño círculo de relleno completo en la parte superior del eje
vertical. Otro motivo de tamaño semejante al anterior, presenta un eje y dos
brazos curvos hacia arriba. Otro grabado muestra un círculo unido a una línea
curva que termina en voluta de 20 cm de largo por 8 cm de ancho.
Los tamaños de estos grabados son mucho más pequeños que los del bloque
1 y de una factura más sencilla y menos elaborada, Tanto la cantidad como la
calidad es muy inferior que los que se encuentran en los otros dos sectores del
sitio. No encontramos formas figurativas, sólo es reconocible el rastro de
ñandú y formas simples, onduladas. También una línea recta con dos apéndices
laterales curvos.
A diferencia del bloque 1, éste se encuentra totalmente expuesto a la
intemperie sin ninguna clase de resguardo. Aquí, las diferencias térmicas entre
el día y la noche producen contracciones y dilataciones que rompen los estratos
de la roca al igual que las bajas temperaturas en invierno congelan el agua que
se cuela en los intersticios y, al
dilatarse abre las grietas produciendo mas roturas. Así, pues, este soporte
presenta gran parte de la superficie descascarada, su pátina muy desbastada, a
lo que se suma gran población de líquenes. Es lógico pensar que al perderse
parte de las capas externas de la superficie
han desaparecido también algunos grabados.
BLOQUE 3.
El soporte ubicado al Este del sitio como a 420 m del Boque 2. Es una
roca que posee una cara plana como una “mesa” que presenta una inclinación leve
hacia el noroeste. Las medidas de la superficie plana son: eje principal E-O de
4,50 m y el eje N-S es de 3,50 m. En el costado más alto mide 1,20 m
aproximadamente mientras que en su arte más baja mide 0,40 m. La superficie
plana tiene una grieta que la cruza dividiendo la superficie en dos partes: una
hacia el Norte y la otra hacia el Sur. Los grabados se concentran en la parte
Norte.
El grupo de diseños es menor en comparación con los conjuntos del Bloque
1. La cubierta oscura no tiene el mismo brillo y los surcos están realizados
con un piqueteo poco profundo y su acabado no es tan fino comparándolos con el
bloque 1. Aquí encontramos varios motivos de líneas onduladas, algunas
rematadas con pequeños círculos. Se destaca a la izquierda del conjunto un
motivo que muestra un eje mayor vertical que termina en la parte superior con
una engrosamiento alargado y girado hacia la izquierda. A cada lado de la línea vertical se desprenden
líneas ondulantes dispuestas en una simetría axial. El motivo se asemeja a un
ave con sus alas desplegadas.
A la derecha de este diseño se ubica otro de mayor tamaño que presenta
un cuerpo redondeado más amplio abajo y más estrecho en la parte superior que
remata con dos pequeñas volutas encontradas.
Del centro del primer cuerpo se desprenden dos líneas curvas con forma
de “f” oblicuas que culminan con volutas abiertas hacia los laterales. Esos dos
motivos son los más elaborados y de mayor tamaño del conjunto.
Observando las formas de los dibujos encontramos algunas superposiciones
de surcos que interpretamos como replanteos del dibujo.
CONCLUSIONES
El presente trabajo está
desarrollado con una metodología basada en la observación que la autora realiza
desde el campo de las artes visuales.
Al registro en campaña se sumó
el estudio del material fotográfico y el dibujo lineal de los diseños a partir
de las imágenes digitales que, frecuentemente se compusieron en mosaico para
una visualización integral del soporte y los grabados. También se procesaron
las imágenes con programas informanticos que permitieron mayor contraste al
momento de dibujar los diseños rupestres. A partir de allí se redibujaron los
diseños incorporando los surcos según
haya sido nuestra percepción de la forma del dada por el piqueteo,
Analizamos los diseños
morfológicamente parte por parte sin perder de vista el conjunto, los
agrupamientos, los espacios coalescentes entre motivos, las áreas del soporte
sin uso o en “silencio”.
El análisis de las formas, la
observación de los soportes y su emplazamiento lleva a encontrar
características particulares del sitio arqueológico de Bajo Canota que en algún
caso son excepciones dentro de las manifestaciones rupestres de Cuyo.
La arqueología, muchas veces
considero al arte rupestre como “marcas”
territoriales, como una cultura material estrechamente vinculada al espacio.
“El espacio dónde el arte rupestre se fija,
sin embargo no se reduce solamente al medio físico ambiental sino que integra
elementos y rasgos tanto naturales como culturales. El concepto de paisaje
captura esta dualidad, puesto que se concibe como una construcción cultural
formada por el medio físico ambiental, los rasgos naturales y los elementos
culturales e ideacionales.” (Valenzuela, Briones y Santoro. Arte rupestre
en el paisaje. 2006)
Dentro de este marco podríamos
evaluar también si sitio arqueológico de Bajo de Canota forma parte de un
sistema de “marcas” que lo vincule con los grabados del Valle de Uspallata ya
que ambas regiones se encuentran unidas por una senda utilizada desde tiempos
prehispánicos hasta épocas coloniales1. Hasta ahora no conocemos
otros indicios que permitan asociar o no arqueológicamente a estas dos áreas.
De todos modos, los
petroglifos del Bajo de Canota muestran una diferencia en lo formal en
comparación con las producciones rupestres de Uspallata, sobre todo porque los
primeros son mayoritariamente abstractos o producciones de marcada síntesis y
los del valle tienen una tendencia a los diseños figurativos. Además los
motivos de Canota tienen una fineza en la realización de los surcos, aunque
esto puede deberse a las características de los soportes: los de Canota poseen una bruñida patina muy oscura que
permite tanto un buen contraste del surco como el piqueteo homogéneo, mientras
que los de Uspallata (Sitios de Tundunqueral y Santa Elena) los soportes son
mas rústicos en sus superficies.
De los tres bloques del Bajo
de Canota el mejor conservado y que agrupa la mayor cantidad de motivos es el
Bloque 1. En él encontramos múltiples diseños en su mayoría abstractos, de muy
buena factura con repetidas superposiciones de surcos y producciones de
diferentes épocas visibles por la diferente textura del piqueteo, la
incrustación de nueva pátina y desgaste del surco.
En la faceta 3 de éste bloque
encontramos una diferencia en cuanto al tipo de diseño entre los grabados del
sector izquierdo y los del sector derecho. En el sector izquierdo las figuras constituyen un conjunto de partes
integradas como si fuese un todo interrelacionado. En cambio en el sector de la
derecha los motivos están más dispersos en el plano, sin líneas que los
vinculen. Entre ellos es donde hallamos agrupados los cuatro óvalos con puntos
en su interior y que presentan claros indicios de diferentes momentos de
producción. Este grupo de óvalos con puntos interiores y nos hace reflexionar
sobre posibles conjuntos numéricos, tal vez grupos de personas o de familias o
segmentos temporales. Es notable la continuidad a través del tiempo de ésta
secuencia gráfica2.
En cambio, en el sector izquierdo, entre otras formas encontramos un
rectángulo con apéndices en la parte superior y líneas onduladas en su interior
que se asemejan a un pabellón auricular (oreja) lo que nos lleva a observar al
motivo como una cabeza que, por su particularidad describimos en un acápite
especial “Cabeza con pabellón auricular”.
En este mismo bloque (facetas 2 y 3) encontramos varias oquedades de
poca profundidad adyacentes a los motivos, dos de los cuales están contorneados
por un surco formando parte de la composición cosa bastante poco usual en el
arte rupestre de Cuyo. Si bien es común encontrar estas oquedades no es
frecuente verlas formando parte del conglomerado gráfico.
El Bloque 2 presenta pocos motivos y mucho deterioro de su capa
superficial, mientras que los grabados del bloque 3 no son muy numerosos y se muestran bastante bien conservados. Allí
encontramos dos motivos de diseño medianamente complejos que pueden tratarse de
síntesis devenida en abstracción. Uno tiene el aspecto de un ave con sus alas
extendidas y el otro, mas elaborado, se aleja de un realismo visual.
En general, en el sitio hay una tendencia a la línea curva que forma
figuras abiertas o cerradas. Se reitera la voluta o las líneas que culminan en
curva. Los espacios coalescentes entre surcos están bastante bien definidos lo
que hace que las figuras sean nítidas sobre todo en los surcos de posterior
producción. Consideramos que algunas formas pueden haber sido creadas a partir
de la realidad pero por cuestiones de funcionalidad y de contenidos se
suprimieron detalles y se agregaron otros elementos por los cuales hoy las
vemos como abstracciones. La representación artística tiene diferentes
motivaciones y roles en las distintas comunidades y épocas y son estas las que
rigen las diversas expresiones dando matices propios a las producciones. El
arte rupestre en general y los del Bajo de Canota en particular, al ser creado
con surcos piqueteados sobre rocas, con técnicas nada fáciles, en espacios
abiertos, o semi abiertos tiene de por sí un carácter muy definido. Si a esto
le sumamos el simbolismo en el modo de plasmar ideas nos encontramos con una expresión de
apariencia minimalista pero sumamente compleja como lenguaje visual.
1- Los sitios con arte
rupestre frecuentemente se ubican en sendas que fueron transitadas por los
pueblos nómades o nómades estacionarios prehispánicos. A ésta práctica se la denominó “Simbolismo
del camino”, (Schobinger, 1982). Carlos
Aschero, por su parte, alude al arte rupestre patagónico como un “indicador
territorial”, (1997), y describe como los recursos y la geografía marcan los
ritmos en la vida de los pueblos de Antofagasta de la Sierra (Catamarca) entre los 5500 y los 2500 años AP y como
éstos, a su vez se reflejan en su arte. (Carlos Aschero, 2006. Alvaro Martel 2006).
2- Hart, Laura. “Secuencias
gráficas. Un recurso común en el arte rupestre y el arte contemporáneo”
Bibliografía:
VALENZUELA, Daniela. BRIONES,
Luis. CALOGERO, Santoro. Arte Rupestre y Paisaje. 2006
ASCHERO. Carlos. De Cazadores
y Pastores. 2006
GOMBRICH, Ernst. Historia del
Arte. 2008
SCHOBINGER, Juan. Arte
rupestre de la Argentina. 1985
ARNHEIM, Rudolf. Arte y
Percepción Visual. 1985
HART, Laura. . “Secuencias
gráficas. Un recurso común en el arte rupestre y el arte contemporáneo” 2009
HART, Laura. Registro Proyecto
Rastros. 1992/2014
Agradecimientos:
Reserva Natural de Villavicencio.
Lic. Silvina Guiudici
Dr .Horacio Chiavazza
Territorium ong
Laura Hart
Artista visual
Documentalista
www.laurahart.com.ar
laurahartproduccionartistica.blogspot.com
laurahartarterupestre.blogspot.com
Mendoza Mayo 2014
Continúa en el mismo blog. CABEZA CON PABELLÓN AURICULAR.
Mendoza, 23 de Mayo 2014
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